Connemara es una de las regiones más hermosas de toda la isla de Irlanda, que bien merece una estancia prolongada. Y si, además, la oferta de golf está bien cubierta, como es el caso, estamos ante un destino turístico de primer orden.
Y, si bien es cierto, que Connemara Links queda algo apartado de los itinerarios más visitados de la costa Oeste, nadie en nuestro grupo sintió el más mínimo arrepentimiento por llegar tan lejos.
Los links se encuentran en una remota y encantadora península a hora y media de Galway. En cualquier caso, el viaje, a través de lagos, colinas y playas, merece la pena, hasta llegar a la estrecha carretera que conduce al club.
En cuanto al campo, supuso un enorme contraste después de dos jornadas en los salvajes Enniscrone y Carne. Se trata de otro tipo de golf y, aunque desde luego menos espectacular, el encanto del lugar y la calidad de sus hoyos hacen que no desmerezca respecto de sus ilustres vecinos más al Norte.
En Connemara, la falta de dunas dramáticas se ve compensada por un mayor bunkering, lo que hace que se deba pensar más el lugar donde colocar cada uno de los golpes. Sin duda, Hackett compensó de este modo la ausencia, en muchos de sus hoyos (en especial en los 9 primeros) de accidentes, hazards o de un mayor relieve.
Siento un gran aprecio por los primeros 11 hoyos, pero es a partir del 12º cuando el nivel del campo aumenta considerablemente, con un brutal y maravilloso par 4 en subida, al que sigue un largo (pero delicioso) par 3 de más de 200 yardas.
A partir de aquí todos los hoyos presentan un desafío distinto y particular, hasta terminar con dos fenomenales pares 5 paralelos, pero cada uno con su personalidad propia.
Finalmente, es más que recomendable dedicar la tarde a los 9 hoyos más recientes, varios de los cuales discurren paralelos a la costa, en un paraje sencillamente de ensueño. Puedo asegurar que la sensación de jugar tu golpe de salida mientras a poca distancia unos caballos salvajes galopan por la playa no se disfruta todos los días en un campo de golf.