A pocos kilómetros del impresionante Royal County Down, y como un atractivo complemento a éste, hallamos el campo de Ardglass, situado en la pequeña villa costera que lleva el mismo nombre.
Se trata de un recorrido de difícil catalogación, ya que aunque comparte algunas de las particularidades de los links (su situación junto al mar o su ausencia de árboles), otras de sus características lo alejan de éstos, en especial su ubicación, puesto que algunos de sus hoyos se adentran hacia el interior, mientras que la porción de tierra que ocupa en la costa se identifica más con la cima de un acantilado que con las dunas típicas de los links.
Sea como fuera, y dejando al margen sus virtudes desde el punto de vista de su diseño, lo cierto es que jugar Ardglass es pura diversión, y muchos de sus hoyos disfrutan de un escenario difícilmente igualable. En especial, son especialmente memorables los primeros hoyos: el 1, con su tee pegado al castillo medieval que sirve de casa club, o el 2, un par 3 en el que la bola ha de sobrevolar un acantilado para alcanzar el green.
Es cierto que a mitad del recorrido el interés decae un tanto, pero, llegado un momento, el campo retoma el pulso con algunos hoyos nuevamente notables, caso del 11, un par 5 que discurre a lo largo de la costa, o el 12, un par 3 desde un tee tremendamente elevado hacia un lejano objetivo incrustado junto a la orilla.
Y así hasta el 18, un par 4 llegable pero en el que es crucial juzgar adecuadamente la pendiente lateral para alcanzar el green de salida, y no dejarse un segundo golpe incómodo.
Mención aparte merece la fantástica casa club, que no es sino un castillo del siglo XV, cuya imponente presencia domina parte del recorrido, y en donde es obligatorio disfrutar de la hospitalidad irlandesa con unas bien ganadas pintas de Guinness.